Etiqueta B de la DGT, cómo conseguirla y cómo afecta a tu coche tenerla

Todo lo que debes saber.
Parece que fue ayer, pero fue en 2016 cuando se implementaron las etiquetas medioambientales de la Dirección General Tráfico. Algo que en su día no importaba mucho, en pleno 2024 es algo capital y no disponer de distintivo empieza a suponer tener limitaciones importantes de movilidad. La etiqueta B de la DGT empieza a ser el mínimo exigible.
Así que vamos a repasar cuál es, cómo conseguirla y cómo afecta a tu coche tenerla.
Lo primero es lo primero, ¿qué vehículos son los que tienen derecho a ella? La DGT lo deja claro en su portal:
- Turismos y comerciales ligeros, clasificados en el Registro de Vehículos dentro de alguna de las siguientes categorías: gasolina EURO 3/III o diésel EURO 4/IV o 5/V
- Vehículos de más de 8 plazas y transporte de mercancías, clasificados en el Registro de Vehículos con nivel de emisiones del vehículo sea Euro IV/4 o V/5, indistintamente del tipo de combustible
- Vehículos ligeros (categoría L), clasificados en el Registro de Vehículos con nivel de emisiones de vehículos Euro II/2
Esto, traducido al cristiano y teniendo en cuenta los turismos, que son los coches que principalmente usa cualquier conductor promedio, significa que tienen derecho a ella los automóviles de gasolina matriculados desde el 1 de enero de 2001 y los diésel a partir de 2006.
En el caso de los vehículos de más de 8 plazas y pesados tanto de gasolina como diésel, deben haber sido matriculados desde 2006.
El límite por arriba, es decir, a partir del cual ya merece la etiqueta C de la DGT, es el año 2006 en el caso de los modelos de gasolina y de 2015 en el caso de los diésel.
Aunque parezca un periodo de tiempo relativamente encorsetado, sobre todo en los modelos de gasolina (5 años) y algo menos en los de gasóleo (9 años), lo cierto es que los vehículos con etiqueta B suponen hoy en día un porcentaje considerable del parque móvil español.
Según datos de ANFAC, terminado 2023 la antigüedad media de los coches en España era de 14,2 años, algo que se debía principalmente a la presencia de modelo sin etiqueta, que suponen el 29,4% del parque y, dada que su antigüedad puede ser pretérita, aumentan considerablemente la edad media del parque automovilístico español.
Sin embargo, el porcentaje de coches con etiqueta B era incluso mayor: un 29,8%, lo que supone que había 9.141.364 vehículos merecedores de este distintivo por las carreteras españolas. Se trata, por tanto, de un grupo muy grande y representativo en nuestro país.
¿Cómo conseguir la etiqueta B?
En su día, cuando se implantó el sistema de etiquetas, éstas fueron gratuitas durante un tiempo. Sin embargo, muchos conductores no se hicieron con la suya, principalmente porque en la mayor parte de la geografía española no es obligatorio llevarla visible en el vehículo.
Si ahora quieres hacerte con la tuya, hay varios lugares en los que adquirirla. Tiene un precio base de 5 euros, pero el coste puede aumentar según la vía elegida, por conceptos de distinto tipo (por ejemplo, gastos de gestión).
Las distintas opciones existentes son las siguientes:
- Oficinas de Correos
- Red de talleres de la Confederación Española de talleres (CETRAA) y otras redes de talleres autorizados
- Gestores Administrativos
- Instituto de Estudios de Automoción (IDEAUTO)
- Estancos autorizados (Expendedores de Tabacos y Timbre del Estado)
- Para el caso de flotas, puedes obtener los distintivos a través de la asociación Ganvam
¿Cómo afecta a tu coche tener la etiqueta B?
En 2024, los coches que tienen limitaciones de movilidad más serias son los que no tienen etiqueta de la DGT, pues están vetados en todas las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) del país, llegando a casos extremos como el de Madrid, en el que a partir del 1 d enero de 2025 tendrán prohibida la entrada, circulación e incluso estar parados en la calle, sin importar si son de residentes no.
Los coches con etiqueta B por el momento se libran del veto, aunque si que cuentan con ciertas limitaciones.
Hay que tener en cuenta que desde comienzos de 2023 la normativa obliga a que todos los municipios con más de 50.000 habitantes establezcan su propia ZBE, pero a estas alturas muchos todavía no lo han hecho.

A esto se suma el hecho de que cada ayuntamiento puede establecer los parámetros que considere oportunos para su ZBE en aspectos como su extensión o lo restrictiva que es. Así, depende de cada uno, pero en términos generales los etiqueta B suelen tener permitida la entrada.
Un caso especial es la Zonas de Bajas Emisiones de Especial Protección (ZBEDEP) de Madrid Central. En ésta, un etiqueta B puede acceder, pero no atravesar la zona sin más, tiene que estacionar en algún sitio y tampoco vale cualquiera: ha de ser en un parking público o en uno privado, si es residente o cuenta con un permiso o invitación.
Además, los vehículos con este distintivo también tienen que pagar una tarifa ligeramente superior en el caso de tener que aparcar en una Zona de Estacionamiento Regulado (SER).
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