Nota 9
El Bugatti Tourbillon es el nuevo integrante de la estirpe de hiperdeportivos de Bugatti, el sucesor del Bugatti Chiron que trae consigo novedades inéditas dentro de la marca: abandona el icónico motor W16 para decantarse por un V16 convencional y, además, introduce por primera vez en su mecánica la tecnología híbrida.
El diseño Bugatti Tourbillon es la parte más continuista del hiperdeportivo respecto al modelo al que reemplaza. Aunque tienen carácter propio, es fácil identificar en él los elementos característicos que llegan incluso desde el Veyron.
El frontal presenta una parrilla en forma de herradura en una posición baja y con unas dimensiones relativamente comedidas. Está custodiada por sendas entradas de aire de tamaño considerable, seccionadas en la mitad por la franja que se prolonga por el lateral para hacer la reconocible ‘C’ que acaba formando los pilares y el marco de las ventanillas.
Sobre ellas aparecen los finos grupos ópticos en forma de tira de LED, el capó cuenta con dos salidas de aire y con una sección intermedia donde está anclado el limpiaparabrisas, calza llantas de 22 pulgadas, las puertas se abren en formato de élitro y en la zaga luce un enorme difusor con dos salidas de escape en posiciones bastante elevadas
Las dimensiones del Bugatti Tourbillon son las siguientes: tiene una longitud de 4.671 mm, una anchura de 2.051 mm, una altura de 1.189 mm y una distancia entre ejes de 2.740 mm. Pesa 1.995 kg, por lo que es más ligero que su predecesor a pesar de tener componentes eléctricos.
El maletero del Bugatti Tourbillon no se ha desvelado.
El interior del Bugatti Tourbillon es una obra de arte que se sale de la tangente en la industria: no hay ni una sola pantalla en su habitáculo.
Haciendo honor a su nombre, su cuadro de instrumentos recuerda al mecanismo tourbillon de los relojes y está formado por tres diales.
El central es el más grande y hace las veces de velocímetro y de tacómetro en su circunferencia exterior e interior. El de la derecha mide el rendimiento del motor V16 y el de la izquierda agrupa la temperatura del motor, la gasolina que queda en el depósito y el estado de carga de la batería.
No falta tampoco una intrincada consola central que, con un estilo recargado, congrega los mandos físicos para varias funciones, como por ejemplo la climatización.
La oferta de motores del Bugatti Tourbillon se reduce a una única alternativa, como es habitual en todos los modelos de la marca, pero ésta es muy diferente a lo que proponía el Chiron.
En lugar de un motor 8.0 W16 sobre alimentado con cuatro turbos, como había en éste, el Tourbillon tiene como centro de su sistema de propulsión un bloque 8.3 de 16 cilindros en V a 90 grados que, además, es de aspiración natural. Éste desarrolla una potencia de 1.000 CV.
A esto se suma la presencia de tres motores eléctricos adicionales, cada uno con una potencia de 340 CV. Dos van asociados al eje delantero y otro al trasero. Esto lleva la potencia conjunta hasta los 1.800 CV.
De digerirlos se encarga una caja de cambios automática de doble embrague y ocho relaciones y un sistema de tracción integral que dispone de diferencial de deslizamiento limitado.
Gracias a esta configuración es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2 segundos, de 0 a 200 km/h en menos de 5 segundos, de 0 a 300 km/h en menos de 10 segundos y de 0 a 400 km/h en menos de 25 segundos, así como de alcanzar una velocidad máxima de 445 km/h.
Además, monta una batería de 25 kWh que pesa 200 kg, que le permite circular en modo eléctrico durante 60 kilómetros, por lo que en el mercado español lucirá la etiqueta CERO de la Dirección General de Tráfico (DGT).
En su hoja técnica destacan otros aspectos como el chasis monocasco de fibra de carbono, brazos de la suspensión hechos con impresión en 3D y frenos carbocerámicos.
El precio del Bugatti Tourbillon es de 3,8 millones de euros antes de impuestos, por lo que en el mercado español se situará en torno a los 4,5 millones de euros. Solo van a fabricarse 250 unidades que comenzarán a entregarse a los clientes a partir de 2026.